lunes, 12 de febrero de 2018

Amar desde el asfalto


Fibrilación cardíaca.
Caída de la presión sanguínea.
Síncope.
Obstrucción de las vías respiratorias.
Cese de la respiración.
Fallo multiorgánico.
Cianosis.
Midriasis.
Reanimación cardiopulmonar.


Óbito.

martes, 29 de noviembre de 2016

A la chica de ojeras malva


No sé quién eres pero has llamado a gritos toda mi atención esta mañana. 

Te he analizado como el niño que no sabe del mundo y está lleno de preguntas, con porqués hasta el cuello, con el brillo que se desvanece de los ojos cuando se suman años a la espalda. 

He elaborado mil trescientas teorías sobre tus ojeras: estudios, estrés, insomnio quizás. 

¿Qué te priva de soñar, misteriosa chica de ojeras malva? 

¿Quién te quita el sueño?

He clavado mis ojos en tus posibles pensamientos. Parecías cansada, como yo, pero había algo en ti que no pasaba desapercibido. 

Sonreías. 
Lo hacías de verdad, lo sé a ciencia cierta. 

Mostrabas una arruga que no conocía vergüenza o introversión; una sonrisa que no escondía engaño, ironía o sarcasmo. 

Era real.
Jodidamente real.

¿En qué pensabas? ¿Qué te hacía sonreír de esa manera tan peculiar y admirable?

Te bajaste en la misma parada de metro que yo y supuse que el destino me había brindando otro lapso más para imaginar tu vida. 
Pero no.
Perdí tu rastro entre la gente que no llama la atención y me obligaron a volver a la realidad que se nos tiene preestablecida.

Me pregunto aún qué fue de tus ojeras. 



domingo, 18 de septiembre de 2016

Ícaro

Tengo que hablar de mí y nunca fue fácil. Decirme a la cara tantas verdades y no poder negarme me revienta. Ver que todos los demonios internos de los que me acobardo son un reflejo de todo lo que soy. 

Tengo que hablar conmigo y eso es aún más complicado, pues no me entiendo. Siempre va a haber un oído amigo, pero yo no me creo las mentiras que susurro. 

Me conozco tan bien y sé que aún no es lo peor a lo que puedo aspirar. Me recuerdo tan mal que he llegado a un punto medio que se multiplica y me destroza, convierte mi esperanza en suspense y tiende a un infinito de caos. 

Me quiero a ratos, a tientas y mal. Me exijo más de lo que permito a los demás y ni aun así consigo echarme de mi vida. 
Me aguanto poco, cada vez menos y ya. 

Estoy al dos cientos por cien y vaciarme es una necesidad que no alcanzo. Como tantas cosas. Tengo la respiración entrecortada, siete nudos en la garganta que piden tregua y no, ya no escribo poesía. 

En mis pulmones anegados se pasea el aire enrarecido que me deja el tabaco y ya. En mi estómago hay 24 horas de inseguridad que pasan tan despacio y aran mi calma tan deprisa...
¿En mi cabeza? ¡Uf, que lío! Ahí no hay descanso, pausa o cese. Tengo conexiones entrelazadas, rotas las unas por las otras, y un amasijo de luces que ya no saco por navidad. Negra navidad.

En el pecho. En el pecho. En el jodido pecho.
En el techo.

En el techo del corazón ya no hay conductos de ventilación mas válvulas por doquier. Están hechas de todo lo que quise: de lo que quise y me dañe, de lo que no quise pero tuve que hacer. El corazón está árido, es un desierto de porqués sin respuesta y mil y un síes condicionantes. Es un terreno de nadie, un pozo sin fondo, un 'todo latir' y un latigazo constante. 

Un desordenado orden del error que cometió el que voló más alto de la cuenta. Un Ícaro.

martes, 19 de abril de 2016

Abstinencia vital



Tengo mono de ilusión
de ilusionarme sin motivo
sin motivar la sonrisa.

Tengo necesidad de
que me aliente vivir
de vivir sin calentar(me).

Perder la cabeza y
saber encontrarla cuando proceda
ceder malos rollos pal' que los quiera.

miércoles, 6 de abril de 2016

Me lo TEMÍA que confesar

El mejor amanecer es aquel que tapan tus pechos, que cínico por mi parte. Y es que, el seísmo que me provocan tus placas tectónicas me resquebraja. ¡Y cómo me gusta mujer!

Juego al buscaminas con las cicatrices de tu piel. Busco inmolarme, ya no me importa explotar. Tú me calmas, en cierto modo.

Enciéndeme, prende mis ganas y hazme esfumarme cuando consideres.

Bebe, si te place, de la animadversión que me produce no llevar el control, dirigir la avanzada por la comisura de tu boca.

Déjame asediarte para que escapes luego de mis brazos. Me encanta y lo odio. Me matas y no lo condeno.

 Ponme el freno y mete sexta, aunque no sepa si lo aguantaré.